Dos curiosos personajes cruzan sus vidas en su desierto que sólo tiene de tal la desolada apariencia, pues en la práctica allí pasan cosas sin parar. Uno es un deportista acabado que, mientras provoca inadvertidamente explosiones demográficas de conejos o abraza causas perdidas, se pregunta qué hacer con su vida, ahora que su cuerpo le ha dejado tirado en semejante lugar. Con esta excepcional novela puede afirmarse, sin lugar a dudas, que Javier Fernández de Castro se sitúa definitivamente en primera fila de los escritores de su generación.