Si con su libro anterior Si te comes un limón sin hacer muecas concitó elogios y reconocimientos, en éste el autor vuelve a desplegar su afilado sentido de la observación y a diseccionar los desconciertos de la madurez, sumergiendo al lector en emociones como el duelo, el desamor, la introspección enfermiza, los pánicos y servidumbres de la responsabilidad, las liturgias sentimentales y los peligros de la esperanza y la nostalgia. Recurriendo a material autobiográfico y jugando con los límites entre realidad y ficción, Pàmies retrata las tragicómicas dificultades de unos personajes que, con una determinación tan absurda como heroica, insisten, pese a no moverse, en pedalear.