El autogobierno de una comunidad pequeña es actualmente posible sin un ejército propio, fronteras ni aduanas: sin un estado soberano. Las naciones pequeñas son hoy viables gracias a los mercados y los bienes públicos provistos por vastos imperios, como los Estados Unidos de América y la Unión Europea. En cambio, los estados tradicionales son demasiado pequeños para la seguridad, el comercio y la comunicación, y demasiado grandes para un buen autogobierno democrático. El estado español ya no es lo que era y no será lo que pudo haber sido: un estado nacional uniforme bajo un modelo westfaliano y francés. Para pequeñas naciones europeas como Cataluña, Euskadi y tantas otras, la diferencia entre la independencia formal y la autonomía es sólo una cuestión de grado. La verdadera «soberanía» consiste en tener un lugar en la mesa de la Unión Europea. Ganador del 9 Premio de ensayo Fundación Ramon Trias Fargas.