La historia del hidalgo manchego está concebida desde el centro del problema básico para el hombre del postrenacimiento - ¿qué es la verdad? Cervantes intuye que el destino del hombre, loco o no loco, en un mundo incierto por naturaleza no es tanto moverse entre sombras o puras apariencias, como entre una multiplicidad de realidades, perceptibles unas, soñadas otras, que, al ser interpretadas de acuerdo con anhelos vitales - ilusiones, deseos, apetitos, ideas -, producen efectos inesperados.