Al-Razi (m. ca. 930) es una de las pocas figuras atacadas y denostadas en el islam por ser un 'librepensador' que, desde una posición deísta, niega la necesidad de profetas y revelaciones, situándose por encima de diferencias religiosas y confesionales, ya que considera a las religiones como responsables de divisiones y enfrentamientos entre los hombres. Su obra filosófica sólo nos es conocida por las refutaciones de sus oponentes, y han llegado hasta nosotros tan sólo los dos tratados de ética que aquí traducimos - 'La medicina espiritual' y 'La conducta filosófica'. En ambos escritos se presenta la conducta virtuosa del filósofo como el dechado y el modelo ideal de humanidad tal como es encarnado por Sócrates, al que, tras aclarar que se trata de un Sócrates moderado en su ascetismo, el mismo Al-Razi trata de emular, según nos manifiesta en el seguido de los tratados en una conmovedora y sincera confesión que constituye una suerte de 'apologia pro vita sua'.