Esta novela ofrece una atrevida sátira política en la que se desmenuzan los resortes de la oligárquica democracia neoliberal. Tras las sangrientas diferencias de nación y raza, en Globalia se ha impuesto una uniformadora democracia universal. La sociedad disfruta ahora de salud y prosperidad, pero está adocenada en un paroxismo consumista. Todos hablan el mismo idioma, son ecologistas radicales, neurasténicos, ociosos y adictos a la cirugía estética. Para conservar la cohesión se mantiene a los habitantes en un inconsciente ensimismamiento mediático y atemorizada por continuos ataques terroristas. Como los atentados están disminuyendo, las autoridades globalianas han decidido crear un Nuevo Enemigo que garantice el terror. El enemigo será un elemento del sistema cuya función es cimentar aún más sus valores... Una divertida farsa de la sociedad contemporánea y un reflejo nada complaciente de un futuro probable.