El grito silencioso supuso un paso esencial en la consolidación de su singular mundo narrativo. Verdaderamente prodigioso en su capacidad de anudar mito e historia, alucinación y lucidez, irritación y ternura, anécdota y parábola, Oé ha sido comparado por esta novela con Céline y Jean Genet y, por supuesto, con Dostoievski.