Uno de los puntos de confluencia entre las literaturas de la península ibérica y del continente americano está basado en experiencias migratorias en uno y otro sentido: de América hacia España y de España hacia América. Más allá de las relaciones políticas entre los distintos gobiernos de uno y otro lado del océano, fluye una corriente de comunicación de carácter individual o institucional que propicia la interacción entre escritores y escrituras en lengua española. Exilios y residencias combinan los motivos políticos, de un lado, con los intereses personales, de otro, y convierten la lejanía en eje de la escritura, y en motivo de indagación un centro cambiante al que se incorpora el recién llegado. De una u otra manera, tanto la presencia de escritores hispanoamericanos en España como la de españoles en América ha colaborado al desarrollo cultural de nuestros países, haciendo de este flujo de ida y vuelta una de las más fértiles contribuciones a la cultura en lengua española, que se hace cada vez más mestiza, al incorporar en el campo intelectual de recepción elementos ajenos con el que se crean nuevas interacciones.