La noción de la sexualidad de las plantas fue iniciada por el botánico y físico sueco Carlos Linneo (1707-1778). Trabajando con una colección de más de 20.000 especímenes, Linneo agrupó las flores y las plantas en un Calendarium Florae, y clasificó las especies de plantas según el número y la disposición de sus órganos reproductores, trazando paralelismos con los órganos genitales humanos. Aunque fue muy controvertida en su época, la afirmación de que los estambres y los pistilos de una planta son el trasunto de los genitales humanos dio lugar a toda una «revolución sexual»