Alfonso Armada era corresponsal del diario ABC en Nueva York y Gonzalo Sánchez-Terán trabajaba como cooperante en los campos de refugiados de África Occidental. A propuesta de la revista XL Semanal iniciaron una correspondencia que se prolongaría durante treinta meses. En cartas Armada describe los latidos de una ciudad que aún se restañaba la herida abierta del 11-S mientras Estados Unidos invadía Irak y reelegía al presidente Bush, y Sánchez-Terán consigna, desde la miseria de las aldeas de Guinea Conakry, el final de la guerra de Liberia y el comienzo de la guerra en Costa de Marfil. Los autores mostran mujeres y hombres que, ya en la urbe más rica del planeta, ya en uno de sus rincones más violentos y pobres, buscan la misma dignidad, la misma dicha.