'Ser errático' es un rasgo de la condición humana. Es el modo como el hombre puede poner en obra su libertad y elevarse a la forma más digna de su existencia. Pues existir implica afrontar el reto que supone estar siempre en tránsito o en ciernes. Ahora bien, en nuestra época el hombre anda a la deriva, de manera que su ser errático se desdibuja y rebaja. Vive en un movimiento sin cese, pero éste es sólo un devenir aparente, una obsesiva organización del vacío, apoyada en procesos de clausura y parálisis - los nuevos rostros del capital, la administración funcional de la praxis, la judicialización del mundo de la vida, el resentimiento generalizado.