Para producir esta obra, America Sanchez ha fotografiado y ordenado 1.834 piezas de gráfica urbana barcelonesa; rótulos comerciales, números de portales, viñetas, alegorías, emblemas, pictogramas, que se hacen legibles e ilustran los usos de la ciudad. Ha sacado así del anonimato la obra de un elenco multitudinario de grafistas espontáneos; rotulistas, pintores, grabadores, tallistas, herreros, vitralistas. A partir de esta obra, Barcelona puede mirarse en el espejo de su gráfica anónima y, de este modo, recuperar otro aspecto de su riquísimo patrimonio.