Con una misteriosa simplicidad de estilo, Highsmith convierte a los vecinos de al lado en psicópatas sádicos, encerrados entre las vallas blancas de su jardín y el césped recién cortado. En las historias oscuramente satíricas, muchas veces de hilarante mordacidad, que componen Pequeños cuentos misóginos, Highsmith trastoca nuestras nociones convencionales del carácter femenino, revelando el poder devastador de aquellas criaturas que alguna vez nos parecieron familiares ?«La bailarina», «La novelista», «La ñoña»? y que se destruyen a sí mismas y a todos los hombres que las rodean.