Desde antaño el Derecho se ha ocupado de la regulación de la vida de las personas. Al mismo tiempo, estas han exigido que se respeten sus derechos, generando el sentimiento de convivencia justa en la sociedad. Toma así un cariz diferenciado el tema de los derechos fundamentales, pues no sirve el mero reconocimiento de los mismos, sino que es necesario contar, en un Estado social y democrático de Derecho, con medios idóneos que aseguren su propia efectividad. Y el acceso a la justicia es el derecho, por excelencia, capaz de garantizar la entrada a tal finalidad.