Harold Bloom elabora una suerte de biografía espiritual en la que recapitula sus largos años de estudio dedicados al gnosticismo, la cábala y el sufismo chiíta musulmán, tendencias heterodoxas y muchas veces perseguidas ue coinciden en proclamar que el conocimiento de Dios es algo casi siempre alejado de las religiones normativas y próximo a la introspección mística.