La historia de Roger Casement se apaga y renace después de su muerte. Sus restos fueron enterrados sin lápida, ni cruz, ni iniciales. Mario Vargas Llosa restituye la tesitura de un personaje asombroso que vivió entre 1864 y 1916. Fue diplomático británico, denunció grandes crímenes que se cometieron en el Congo y en la Amazonía en nombre del colonialismo, y militó activamente en el nacionalismo irlandés. Pero ni en el Congo ni en la Amazonía ha quedado rastro de quien tanto hizo. En Irlanda, esparcidos por la isla, quedan apenas unos cuantos recuerdos suyos. Mario Vargas Llosa lo trae al presente, en esta novela impresionante, con la contundencia de quien hizo de su vida un ejercicio de libertad intelectual.