Si se analiza toda la obra de Kafka, veremos que la figura del padre se convierte en motivo fundamental de gran parte de sus escritos, tanto es así, que casi en la totalidad de éstos, se convierte en el núcleo central del relato. Parece ser que el autor no resolvió nunca los conflictos generacionales que todos hemos experimentado de alguna forma y posteriormente, superado. La "condena" y la "culpa" le persiguieron, pues, a lo largo de toda su trayectoria literaria.