Con Prince y Léonardours, su tercera novela, Mathieu Lindon se ha confirmado como uno de los escritores más audaces y personales de la última narrativa francesa, y ha hecho evocar los nombres de Sade, Genet y Guyotat, o películas como La noche del cazador. La historia de amor de los dos jóvenes héroes, Prince y Léonardours, perdidos en una guerra cruel y absurda en un país irreal, viviendo al día entre la tortura y el placer, entre deseos y traiciones en medio de un incesante vaivén de alianzas, está contada como un (perverso) libro de cuentos para niños, unos niños cínicos y violentos que jugarían con el fuego, el sexo y la muerte para disimular mejor, con sus crueles caprichos, su necesidad de afecto. (Libération).