Em espanhol. Livro novo, importado, em estoque. El inconsciente no conoce el tiempo, no tiene un antes y un después, no tiene una historia propia. Y sin embargo, no siempre es el mismo. Su manifestación en la vida de las personas y en las sociedades depende de condiciones históricas en constante cambio. A principios del siglo XX, Freud lo caracterizó como el lado oscuro del Progreso y la Razón. En la década del setenta, Deleuze y Guattari rechazaron la idea de que el inconsciente fuera una especie de depósito de las experiencias que no queremos llevar a nuestra vida consciente. El inconsciente no es un teatro, sino un laboratorio; la fuerza magmática que produce incesantemente nuevas posibilidades de imaginación.