El narrador, un desencantado treinteañero, superviviente de su propia juventud, tiene con un socio más o menos alcohólico, una pequeña agencia de publicidad y traducciones. Se ha divorciado y ha conocido a otra mujer -una modelo publicitaria de orejas, prostituta ocasional y correctora tipográfica- que le seduce precisamente por la perfección absoluta de sus orejas.