De atenerse a la experiencia del disparatado narrador de esta novela, pretender domar a una divina garza resulta una empresa tan ardua como inevitablemente destinada al fracaso. Unos cuantos episodios del oscuro combate trabado entre la imprevisible Marietta Karapetiz y el estulto licenciado Dante C. de la Estrella forman el cuerpo central de este insólito y regocijante relato. El conflicto que estalla desde el momento mismo en que ambos personajes se conocen, antes aun de haber cambiado una sola palabra, podría convertirse en una metáfora de ciertos antagonismos clásicos, esos que se revelan, por ejemplo, entre la retención y la incontinencia, la solemnidad y el carnaval, la asepsia y la cloaca, la cursilería y el mambo, o, dicho en otras palabras, reproduciría la áspera convivencia de la oralidad con la escritura. El relato entero se va envolviendo en una tenue, fragante, neblina escatológica, donde las dos vertientes implicadas en el término, la investigación de lo sagrado y el reducto excrementicio, desempeñan un papel fundamental. Una Estambul que se sueña fantasmagórica y que se queda en tópica, la vehemencia de unos misteriosos festejos en un claro de la selva mexicana, el discurso infatigable y caprichoso de los protagonistas, la agonía y muerte de Gogol, los ecos de una tradición rabelesiana, popular, púdicamente picaresca, el amor al lenguaje, los sinsentidos de la razón, el ambiguo esplendor de todo jolgorio; eso y varias cosas más, que el atento lector se entretendrá en descubrir, componen esta rocambolesca novela que se lee, entre inesperadas carcajadas, de un tirón. Esta novela es una de las integrantes de Tríptico del Carnaval del gran escritor mexicano Sergio Pitol, que alcanzó un merecido éxito internacional con El desfile del amor, galardonada con el Premio Herralde: «Esta novela no es sólo la mejor que Pito¡ ha escrito, sino una de las mejores novelas de la literatura mexicana. Su sabiduría narrativa es excepcional» (Sergio González Rodríguez); «Una de las mejores novelas contemporáneas de nuestra lengua» (José Joaquín Blanco); «Hay que felicitar al jurado que galardonó al relato. Leer a Pito¡ es la recomendación que me permito hacer» (Miguel García-Posada).