Truman Capote fue un maestro de las formas breves y un agudo observador y cronista de su época. Las semblanzas que reúne este volumen son una buena muestra de ambas virtudes. Capote escribe -a veces con ternura, otras con perfidia, siempre con un estilo admirable- sobre figuras muy relevantes de nuestro tiempo, trazando una serie de magistrales retratos como el dediado a las andanzas japonesas de Marlon Brando durante el rodaje de Sayonara (y que, por cierto, tanto irritó al gran divo); el ya mítico perfil de Marilyn Monroe; una bellísima rememoración en claroscuro de Tennessee Williams; una emotiva aproximación a Elizabeth Taylor, en la que también asoman un desquiciado Montgomery Clift y un ambicioso y ya alcohólico Richard Burton; un acercamiento a "esa leyenda moderna" que fue Jane Bowles y otro al arte fotográfico de Cecil Beaton.