El silencio no es lo vacío, o el sin-sentido; por el contrario, es el indicio de uma instancia significativa. Esta nos conduce a la comprensión del ''vacio'' del linguaje como un horizonte y no como uma falta. Evidentemente no es sobre el silencio en su calidad física sobre el cual hablamos aquí, sino sobre el silencio como sentido, como historia (silencio humano), como matéria significante. El silencio sobre el qual hablamos es el que instala el umbral dei sentido. Es la incompletude lo que produce la posibilidad de lo múltiple, base de la polissemia. Y es el silencio lo que preside esa posibilidad. El leguaje empuja lo que ella no es hacia la ''nada''. Pero el silencio significa esa ''nada'' multiplicándose em sentidos: cuanto más falta, más silencio se instala, más possibilidades de sentidos se presentan.