En una lúgubre fortaleza borbónica que se alza sobre una isla fantasmal transcurre la última noche, antes de su ejecución, de cuatro condenados por atentar contra la vida del rey. A lo largo de las horas, para engañar la espera, los conjurados, un estudiante, un aristócrata, un soldado y un poeta cuentan cada uno una historia, aquella «más memorable que pueda dar un sentido a su vida». Se les ha ofrecido una última posibilidad: cada uno deberá depositar una tarjeta en una urna. Si uno de ellos escribe el nombre del jefe de la conjura, el misterioso Padreterno, todos se salvarán y nadie sabrá quién es el delator... La novela culmina con un imprevisto coup de théâtre mientras se acrecientan las sospechas del lector, sutilmente guiado por Bufalino: ¿esos relatos no han sido sino una mixtificación, todo sombra y equívocos, un laberinto de espejos? ¿Acaso la vida misma no es sino una secuela de mentiras en cuyo fondo subyace la angustiosa verdad de que nada existe, nada es verdadero?